Hasta 1974 siguieron apareciendo japoneses perdidos en el pacífico que no sabían que la guerra había acabado.
El 15 de Agosto de 1945, Japón se rendia a las fuerzas aliadas y el 2 de Septiembre se celebraba una ceremonia a bordo del acorazado USS Missouri, donde el ministro de asuntos exteriores nipón, Mamoru Shigemitsu, firmaba el acta de rendición frente al general Sutherland. Japón estaba al borde de una inminente invasión, tras haber vivido los últimos episodios de la segunda guerra mundial aguantando a duras penas sus fronteras al borde del Pacífico al más puro estilo samurái, lanzando ataques suicidas Kamikazes con todo lo que tenía.
Pero hubo muchos militares japoneses que no se rindieron inmediatamente tras la capitulación oficial. Algunos generales no se daban por rendidos hasta celebrar una ceremonia oficial donde entregaban solemnemente su espada a algún mando aliado. Este tipo de ceremonias se sucedieron a lo largo de todo Septiembre, a medida que iban capitulando las fuerzas del sureste asiático en zonas como Singapur o Taiwán.
A su vez, en 1945 unos 140.000 soldados japoneses habían quedado atrapados en medio de la complicada situación que se vivía en la China ocupada por el ejercito rojo. Sabían que la guerra había terminado pero o no podían regresar a su tierra natal o no querían hacerlo por la verguenza de la derrota. Los que no eran capturados y enviados a campos de re-educación se unieron a las filas soviéticas, chinas, lucharon como mercenarios a las ordenes de algún cacique local o simplemente aguantaron en status quo en tierra de nadie a la espera.
Otros militares, habían quedado aislados en islas del Pacífico al rebasar los aliados sus líneas en su empuje final hacía Tokyo. A estos rezagados se les conoce como “Zan-ryū Nippon Hei”. Algunos no llegaron a enterarse de que Japón se había rendido hasta muchos años después y otros, a pesar de recibir la noticia, o no se la creyeron pensando que se trataba de una estratagema del enemigo, o no recibieron una orden directa de rendición por parte de sus superiores inmediatos al quedar las comunicaciones cortadas por los aliados y siguieron combatiendo por miedo al deshonor.
1945
El capitán Sakae Ōba, destacado en Saipan, no se rindió hasta el 1 de Diciembre de 1945, a pesar de que la isla había sido tomada por los aliados en Junio de 1944. La mayoría de las fuerzas japonesas que permanecían todavía en Saipan se habían inmolado en un ataque Banzai tradicional pero otros como Ōba, decidieron seguir luchando durante más de un año empleando tácticas de guerrilla junto a otros 100-300 hombres a las órdenes del mayor Sato.
Sato se rendía con 33 de estos soldados en Junio de 1945 mientras que Ōba resistía al mando de 46 guerrilleros hasta finales de año. En la foto Ōba ondeando bandera blanca y una imagen de la gran base aerea norteamericana con cientos de bombarderos B-29 que habría estado contemplando indeciso sobre si se habría acabado la guerra o no;
1946
El 25 de Enero de 1946, 120 soldados japoneses libran una batalla en las montañas a 240km de Manila en Filipinas. De los 140.000 efectivos nipones que habían operado en estas islas, 4.000 seguían en paradero desconocido.Un mes después, en Febrero, la división 341 filipina realiza una incursión junto a la 86 norteamericana para limpiar la isla de Lubang.
El día 22 se registran combates especialmente duros al toparse con una patrulla de 30 soldados nipones que causan 8 bajas a las fuerzas americanas y 2 a las filipinas. En Marzo otra de estas patrullas mata a 6 soldados aliados en Guam y en Abril, de nuevo en Lubang, 40 soldados imperiales emergen de la jungla para entregarse, ignorando que la guerra había terminado hacía más de medio año.
1947
A finales de Marzo de 1947, el teniente Ei Yamaguchi atacaba por sorpresa a una guarnición de marines en la isla de Peleliu que había caido en manos aliadas en Noviembre de 1944 tras dos meses de duras batallas. Yamaguchi permaneció 3 años oculto en los antiguos bunkers hasta que reapareció con 33 hombres.
El mando norteamericano enviaba refuerzos junto a un almirante japonés que lograba convencerle un mes después, en Abril, de que la guerra había terminado.En las Filipinas seguían apareciendo más tropas japonesas. En Abril se entrega una patrulla de 7 hombres armados con un mortero y en Junio de 1947 se registra actividad a tan solo 175km de la capital en Manila.
El 27 de Octubre del mismo año se rinde el último combatiente que quedaba en Guadalcanal, una de las primeras islas tomada por fuerzas aliadas durante la guerra. Llevaba una botella de agua, una pala y una bayoneta rota australiana.
1948
A finales de 1948 se vivía uno de los capitulos más surrealistas de las post-guerra en Asía. Entre 10.000 y 20.000 soldados japoneses perfectamente pertrechados y ataviados seguían en la zona de Manchuria. Habían quedado atrapados en tierra de nadie en medio de una guerra civil entre comunistas y nacionalistas sin posibilidad de ir a ninguna parte o de rendirse ante alguna autoridad.
A principos de año, en Enero, otros 200 soldados igualmente organizados y pertrechados se rendían en Mindanao.
1949
El 6 de Enero de 1949 Kufuku y Matsudo Linsoki, dos supervivientes del ataque a Iwo Jima, se rendían al mando aliado. Habían permanecido en los tuneles que surcaban la isla desde el 19 de Febrero de 1945, durmiendo de día y actuando de noche, robando provisiones.
Precisamente en Iwo Jima se había tomado una de las fotos más emblemáticas de la guerra del pacífico, con varios marines plantando la bandera norteamericana en un montículo
1950
En Marzo de 1950 se rinde el soldado de primera clase Yūichi Akatsu, que seguía combatiendo en Lubang junto al después célebre Hiroo Onoda.
1951
En 1951 de nuevo se repite otra situación de película superada por la realidad. El 3 de Enero de 1945 un bombardero B-29 norteamericano que regresaba a Saipán tras realizar una misión sobre Nagoya, Japón, se avería y cae en Anatahan, una remota isla volcánica de tan solo 31km2 perteneciente al grupo de las Marianas. En el aterrizaje forzoso muere toda la tripulación y en Febrero, la marina envía a un grupo de nativos de Saipan para recuperar los cuerpos.
El grupo de rescate se encuentra con la sorpresa de que la isla está ocupada por unos 30 supervivientes pertenecientes a un convoy de tres barcos japoneses que había sido atacado y hundido por la marina estadounidense en Junio de 1944. Entre ellos se encontraba una mujer de Okinawa, Kazuko Higa, vivían en cabañas construidas con palmeras y cañas de bambu, al más puro estilo Robinson Crusoe.
Gracias a los restos del avión accidentado habían fabricado utensilios como cuchillos, cazuelas, depositos de agua, hornos, duchas… y además estaban armados sin la más mínima intención de rendirse. Durante los años que permanecieron en la isla, varios de los hombres se habían enfrentado entre si por los favores de la mujer, llegando a producirse 6 muertes violentas.
En Julio de 1950 la mujer avistaba un navio y era rescatada tras hacer señales de socorro, informando a las autoridades de que los residentes de la isla no se creían que la guerra había terminado hacía 5 años. No fue hasta un año después, en Julio de 1951, cuando finalmente aceptaban ser evacuados de la isla tras serles arrojadas por aire varias cartas de sus familiares en las que les confirmaban el final del conflicto.
1953
En 1953 el soldado Murata Susumu es capturado en Tinian. Había estado viviendo en una cabaña en medio de un pantano.
1954
En Mayo de 1954 el cabo Shōichi Shimada, compañero de Hiroo Onoda muere tras enfrentarse con fuerzas filipinas en Lubang.
1960
En Mayo de 1960 capturan en Guam al soldado Bunzō Minagawa y varios días después se rinde el sargento Tadashi Ito que permanecia con él.
1965
En 1965 una nativa se encuentra con un soldado merodeando por su jardín en Vella Lavella, una isla perteneciente a las Sálomon. Tras informar a las autoridades, se lanzaron panfletos desde el aire informando del fin de la guerra y el embajador de Japón se desplaza hasta el lugar logrando la repatriación del ex-combatiente.
El caso de Vella Lavella es bastante peculiar porque es un pequeño islote en el que las líneas niponas quedaron completamente rebasadas tras unos pocos combates, dejando rezagados a unos 300 efectivos imperiales desde Agosto de 1944. En 1959 los lugareños relataban historias de hombres con largas barbas vistiendo andrajos que se escondían en la selva.
Los rumores se confirmaban relativamente con el hallazgo de 1965 pero nunca se ha conseguido contactar con el resto de la unidad, aun siendo realizados supuestos avistamientos en épocas tan tardías como los años 80.
1972
En Enero de 1972 es capturado el sargento Shoichi Yokoi, cerca del rio Talofofo en Guam. Al ser repratiado lleva consigo su rifle para devolverselo al emperador con una disculpa por no haberle servido bien; “con mucha verguenza, he regresado vivo”. La frase se convirtió en un dicho popular en Japón.
Yokoi relató que había permanecido oculto en una especie de trinchera junto a otros dos compañeros durante los primeros años pero que luego, se separaron por escasear la comida en la zona en la que estaba construido el refugio. No obstante habían mantenido el contacto hasta que los encontró muertos por inanición en 1964.
En Octubre de 1972 otro hombre del grupo de Onoda, el soldado de primera clase Kinshichi Kozuka muere tras enfrentarse en un tiroteo con las fuerzas del orden filipinas.
1974
En Marzo de 1974 se rinde Hiroo Onoda que permanecía oculto en la isla de Lubang desde el 26 de Diciembre de 1944. Había sido enviado con ordenes de no rendirse o suicidarse para obstruir los ataques enemigos e infligir todo el daño posible en sus infraestructuras. Junto a tres compañeros, el soldado Yūichi Akatsu, el cabo Shōichi Shimada y el soldado de primera clase Kinshichi Kozuka, Onoda era el único miembro de las fuerzas japonesas que no se había rendido todavía o caido tras la ocupación de la isla por los aliados, el 28 de Febrero.
En Octubre de 1945 encontraron la primera octavilla en la que se informaba del final de la guerra y a finales de año se lanzaban desde el aire más de estas octavillas, firmadas por el General Tomoyuki Yamashita. Tras inspeccionarlas, el grupo de Onoda decidía que eran falsas.
En 1950 Akatsu se rendía tras separase del grupo 6 meses y la célula extremaba más todavía las precauciones para no ser encontrados. En 1952 fueron lanzadas nuevas octavillas con cartas firmadas por familiares de los soldados pero de nuevo estimaban que eran falsas. El 7 de Mayo de 1954 Shimada era abatido por una partida de busqueda y 19 de Octubre de 1972 caía Kozuka tras enfrentarse en un tiroteo con las autoridades filipinas mientras incendiaban un granero como parte de las hostilidades de guerrilla que mantenían.
El 20 de Febrero de 1974 Onoda se entrevistaba con un aventurero japonés, Norio Suzuki, que andaba tras su pista. A su regreso a Japón con unas fotos, convencía al gobierno para que localizasen a los oficiales superiores de Onoda. El 9 de Marzo, uno de ellos, el Mayor Taniguchi volaba a Lubang donde durante un encuentro con Onoda le informaba del final de la guerra y le ordenaba oficialmente rendirse.
Onoda cumplía la orden vestido apropiadamente con su uniforme, espada, el rifle Arisaka Tipo 99 reglamentario en perfectas condiciones de funcionamiento, 500 cargadores de munición y varias granadas de mano.
A pesar de haber matado a unos 30 lugareños y haberse enfrentado a la policia local en varias ocasiones, fue indultado por el presidente Ferdinand Marcos al tener en cuenta las circunstancias especiales que envolvían el caso. Regresó a Japón aclamado como un héroe.
El 18 de Diciembre de 1974 se localizaba al soldado Teruo Nakamura tras ser avistado por un avión de las fuerzas aéreas indonesias en la isla de Morotai y enviar una partida en su busca a instancias de la embajada japonesa. Nakamura había permanecido oculto desde que las fuerzas aliadas tomaron la isla en Septiembre de 1944.
En un primer momento había convivido con otros compañeros pero decidió separarse de ellos en 1956 construyendo una pequeña cabaña vallada. Su caso no levantó el mismo interés que el de Onoda porque Nakamura no era propiamente japonés sino un amis nacido en el Taiwan de pre-guerra, lo cual le convertía técnicamente en apátrida y despertaba los fantasmas del pasado colonial nipón en la era imperial.
1980
En Abril de 1980 surge la historia de un nuevo caso, el del capitán Fumio Nakahira, que había aparecido supuestamente en la isla de Mindoro de las Filipinas, donde había permanecido oculto en el monte Halcón. No obstante, esta y todas las historias posteriores a Onoda son tremendamente complicadas de aclarar y de confirmar, por lo que son consideradas como dudosas o falsas por muchas fuentes. Algunas han sido probadas como bulos simplemente para atraer turistas.
Sorprendente, verdad? Espero que te haya gustado esta historia del honor y la negativa a rendirse llevada hasta los limites, Muchas gracias por tu visita.