Vosotros tenéis una causa por la cual podéis pelear sin poner en peligro vuestra alma; una causa en la que ganar es glorioso y por la que morir no es sino ganar (….) No perdáis esta oportunidad. Tomad el signo de la cruz. De inmediato tendréis indulgencia por todos los pecados que confeséis con arrepentimiento. No os cuesta mucho comprarla; y si la usáis con humildad, descubriréis que es el reino del cielo.
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