viernes, 25 de abril de 2014

SEÑOR ERNESTO YAMHURE



Por.  Edouardo Romano






Le escribo no con malestar personal  ni  rencor político,  le escribo con la lastima con la que un corazón honrado habla de un hombre que se esconde detrás de la impunidad de un teclado para pisotear a las personas  por interés personal, partidista  o monetario.

Que triste y sombrío futuro le espera a un país donde aquellos que se abanderan como defensores utilizan como herramienta el secretismo, la mentira o la traición disfrazando de verdad y honradez su miseria.

Que le espera a hombres como Álvaro Uribe al rodearse de hombrecillos dispuestos a corromper su alma y torcer el camino al menor viento que zarandee su navío de influencia y prestigio dentro de un partido.

Es estos días donde la hipocresía cultural abunda y hasta los que nunca leyeron a García Márquez se indignan ante las declaraciones que cuestionan sus ideas y proceder, es de  total importancia reflexionar alrededor de los principios que estamos inculcando en la generación de adolescentes que siguen nuestros pasos y se alimentan  diariamente con ejemplos de traición, mentira y deshonor.

Que podemos esperar a futuro, si la cosecha es producto de la siembra y el fruto es el resultado del cuidado de las semillas?

Señor Yamhure, le pregunto: ¿que pueden esperar sus hijos al ver a su padre escapar ante la responsabilidad y aprovecharse de un cuestionado asilo para llenar el pecho de un superficial valor para hostigar a las personas con total impunidad?

¿Como puede mirar a sus hijos a los ojos y justificar la cobardía de su padre, que lo llevo a esconderse como un niño cuando sus acciones cobraron fruto y su estado de confort se vio amenazado por el cumplimiento con la justicia?

Triste panorama se dibuja en nuestro país cuando los trucos de hombre mediocres abundan en la política y los medios de comunicación se empeñan en alimentar su prestigio a costa del prestigio de los demás.

En los tiempos antiguos, las afrentas ignominiosas y embusteras se encaraban y se resolvían con honor, hoy en día los hombres se refugian en la modernidad, el abuso de las leyes y de la hipocresía humanitaria para salirse con la suya, 

En fin,  esta carta no cambiara el rumbo de toda una generación pero al menos tranquiliza mi conciencia, me reconforta saber que si no  existieran hombres como usted no habría puntos de comparación para admirar a Los pocos hombres dispuestos a cumplir con integridad su deber con la sociedad.

Espero que un día pueda retomar el rumbo de la honra y pueda lavar su conciencia pues por mas títulos y condecoraciones que obtenga  le va a quedar muy difícil cambiar su imagen de canalla y de cobarde.

"Cuando hace años murió alguien muy cercano y querido para mí, en el momento de bajarlo a la tumba alguien, entre sus amigos, comentó: Era un hombre honrado y un caballero. Y qué quieren que les diga. Me pareció el mejor epitafio que un hombre puede desear para sí mismo, pero temo que nadie dirá eso en mi funeral. No porque pueda o no pueda serlo, que ése es asunto mío y no viene al caso; sino porque dudo que alguien aprecie todavía el valor de esas palabras. Ahora, honrado es sinónimo de tonto, y en la puerta de los servicios de los bares llaman señora y caballero a cualquiera." Arturo Pérez Reverte



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